jueves, 28 de junio de 2012

Actividad Bloque II. La Princesa de toda clase de Lanas

Erase una vez, hace mucho, mucho tiempo, un rey un y una reina que estaban muy enamorados, y querían tener un hijo. En aquella época los reyes preferían tener varones, puesto que así aseguraban la descendencia al trono, sin embargo, cuando la reina se quedó embarazada, estaban tan felices, que les daba igual el género del bebé.


Pasaron nueve meses, y la reina dio a luz una hermosísima niña de cabellos dorados.... pero, como en esta época lo de dar a luz era complicado, la reina cayó enferma, y en su lecho de muerte, le pidió al rey que debía cumplir una promesa, y es que, aparte de cuidar a su hija, quería que volviera a casarse, pero no con cualquiera, debía casarse con una mujer más bella que ella.


El rey la prometió que cumpliría la promesa, sin embargo, tras la muerte de la reina, el rey se negaba a escuchar nada sobre volver a casarse, sin embargo, la gente de la corte comenzó a preocuparse, puesto que si el rey no volvía a casarse, el reino jamás tendría descendencia, así pues el rey acabó aceptando, eso sí, tenía que ser una mujer más hermosa que la difunta reina. Pero eso era un problema, puesto que la reina era la mujer más bella del mundo..... Los sirvientes del rey buscaron por todo el reino y fuera de este, a mujeres que pudieran ser la nueva esposa del rey, sin embargo, ninguna de ellas era más bella que su antigua mujer, así pues, fueron pasando los años, 15 exactamente, cuando el rey estaba mirando por la ventana como su niña jugaba en los jardines de palacio, pero de repente, se dio cuenta de que su hija ya no era una niña, era una pequeña mujercita de 15 años, y no sólo se dio cuenta de eso, sino que además se percató de que era la mujer más bella que había visto jamás.


Así pues, el rey, que había enloquecido un poco todos estos años, decidió ir a hablar con su hija y la dijo que ya era toda una mujer, y que tenía que ir pensando en contraer matrimonio, y no sólo eso, sino que era deber escoger un marido para ella, y había decidido que su marido sería él mismo.


La princesa por supuesto se quedó alucinada, pero no podía hacer nada para evitarlo, así que para ganar tiempo, le dijo a su padre que quería como regalo de pedidas un vestido tan dorado como el sol, otro tan plateado como la luna, y otro tan brillante como las estrellas.... así pues el rey mandó a tooooda la corte ir a buscar el hilo de oro más fino del mundo para hacer un vestido tan dorado como el sol, el hilo de plata más fino del mundo para hacer un vestido tan plateado como la luna, y el hilo de diamante más fino del mundo, para hacer un vestido tan brillante como las estrellas.... 


Al cabo de 2 años, el rey tenía ya los vestidos para la princesa, y esta se quedó anonadada, puesto que no se creía que fuera posible que su padre hubiera conseguido hacer los 3 vestidos (los más bonitos que había visto en toda su vida).
Así pues, le pidió a su padre como regalo de bodas, un abrigo de tooooodas las lanas de las diferentes ovejas del mundo, puesto que la parecía algo imposible de conseguir, y así no tendría que casarse con su padre.
Así pues, el rey mando a toooodos los esquiladores de ovejas de la corte a cortar el pelo a todas las ovejas del mundo, y tras otros 2 años, el rey le regaló a su hija un abrigo de toda clase de lanas…. era un abrigo enooooorme con una caperuza enorme, muy muy extraño..... sin embargo, la princesa no quería casarse con su padre, y una noche, mientras el dormía cogió un hatillo, metió en él el vestido tan dorado como el sol, el vestido tan plateado como la luna, el vestido tan brillante como las estrellas, y una cadena de oro en la que metió una rueca chiquitita, una medallita de la virgen y el anillo de bodas de su madre. Se puso el abrigo de toda clase de lanas, y se dispuso a andar durante lunas y lunas... Ella no sabía ya lo lejos que estaba del reino de su padre, ni si este había mandado a guardias en su búsqueda, así que decidió seguir andando, andando y andando…


Una noche, escuchó el sonido de unos caballos, así pues la princesa se escondió en un gran agujero que había en un árbol…. Para su desgracia, aquellos pasaos eran de unos cazadores, y los perros, al olor de la princesa se acercaron al árbol y comenzaron a ladrar…. La princesa comenzó a gritar que por favor no dispararan, y cuando la encontraron, nadie sabía quién era, y la llevaron a palacio. Por suerte para la princesa, no era el reino de su padre, y la pusieron a trabajar en la cocina de ayudante de un gran hombre, el cual llegó a quererla como si fuera su propia hija.


Llegó un día en el que el príncipe de aquel reino tenía que buscar esposa, y como se hacía en aquella época, iba a organizar no uno, sino 3 bailes, en los que invitaría a todas las princesas de los reinos cercanos. La princesa de toda clase de lanas, que tenía mucha curiosidad por saber cómo eran aquellos bailes, le pidió a su gran amigo el cocinero que por favor le dejara ir a ver el baile, y este aceptó a cambio de que estuviera a tiempo para hacerle el caldo al príncipe para antes de irse a dormir.


Así pues, la princesa a la hora del baile, se puso el vestido tan dorado como el sol, se soltó el pelo y bajó al baile. Al entrar, todo el mundo se quedó alucinado, puesto que era la mujer más hermosa del mundo, y además llevaba un vestido tan dorado como el sol. El príncipe la vio y la sacó a bailar un solo baile.


La princesa, después del baile subió a su cuarto, se recogió el pelo, se puso el abrigo de toda clase de lanas y bajó a prepararle el caldo al príncipe.  Esa noche la tocó a ella llevarle el caldo al príncipe, y antes de llevárselo cogió de su cadena la figura con forma de rueca y se la metió en el caldo.


Así pues, la princesa le dejó el caldo al príncipe y se fue a dormir. El príncipe, cuando se terminó el caldo y halló aquella figura con forma de rueca bajó a la concina a preguntarle al cocinero si sabía de quien era, y este, le respondió que no.


Llegó el segundo día de baile, y la princesa pudo bajar de nuevo un pequeño rato al baile. Subió a su cuarto, se quitó el abrigo de toda clase de lanas, se soltó su hermoso pelo rubio y se puso el vestido tan dorado como la luna.


Al entrar en el baile todo el mundo se quedó de nuevo alucinado al verla, y el príncipe, en esta ocasión, en vez de bailar 1 baile con ella, bailó unos cuantos más…. La princesa como la noche pasada, se fue antes del baile, se recogió el pelo y se puso el abrigo de toda clase de lanas para poder prepararle el caldo al príncipe, y esta vez, le metió en el caldo la medallita de la virgen.


Cuando le subió el caldo al príncipe, este le dijo que se esperara a que se tomara el caldo y luego se fuera, y la princesa de toda clase de lanas así lo hizo. Al terminarse el caldo el príncipe encontró la medallita de la virgen, y le preguntó a la princesa si ella sabía lo que era, esta por supuesto negó haberlo visto nunca, y se fue a su cuarto.


Llegó la noche del último baile, y como las noches anteriores la princesa pudo bajar a verlo, esta vez, se puso el vestido más bonito de todos, el vestido tan brillante como las estrellas.
En esta ocasión, el príncipe cuando la vio no la dejó escapar…. Estuvieron bailando toooooda la noche, y llegó la hora en la que la princesa tenía que irse a las concinas a hacerle el caldo al príncipe, pero este no la dejaba escapar, así que tuvo que poner una escusa para irse; sin embargo durante el baile pasó algo especial, de lo que la princesa con tanta prisa no se dio cuenta que había sucedido……


Así pues, como cada noche, la princesa subió, y se puso el abrigo de toda clase de lanas, pero con las prisas no al dio tiempo a recogerse el pelo, esta vez en el caldo metió el último de los abalorios que le quedaban en la cadena de oro, el anillo de bodas de su madre. Así pues la princesa subió el caldo al príncipe, con el anillo oculto en el caldo y tapada con el abrigo de toda clase de pieles.


Esa noche, como la anterior, el príncipe le dijo a la princesa que esperara a que se tomara el caldo, y luego se fuera…. Se sentó delante de ella, y no paró de mirarla atentamente mientras se tomaba el caldo. Cuando este se terminó el caldo y encontró el anillo de bodas, le preguntó a la princesa de toda clase de lanas si sabía cómo había llegado aquel anillo hasta su caldo, la princesa negó saberlo, y tras un largo silencio, el príncipe le preguntó a la princesa si sabía que era aquello, la princesa por supuesto le dijo “sí señor, eso es una alianza” y el príncipe, quitándola la caperuza de toda clase de lanas dijo “si, exacto, es una alianza, y esta alianza es la compañera de ese anillo que te he puesto en tu delicada mano mientras bailábamos esta noche…..  y sería un enorme placer para mí que fueras mi esposa…. Así que, qué me dices, ¿te casarás conmigo?” y la princesa de toda clase de pieles aceptó


Y vivieron felices y a su padre le dieron con la puerta en las narices =) 

1 comentario:

  1. Bien, pero tienes que quitar el incesto del cuento. Con eso pasaría a estar perfecto.

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